Senderismo al pueblo rupestre de Falanga con Associazione Nemo

Salimos de la Piazza di Serrara y atravesamos el sCAI 501 en un paisaje salvaje y fascinante en el lado occidental de la isla (Forio), hasta llegar al bosque Frassitelli, una terraza de densas acacias. En el bosque, las algarrobas dan sombra a rocas cubiertas de musgo, líquenes e hinojo silvestre.

Il sotobosque es el reino del conejo de monte que ha desempeñado y sigue desempeñando un papel fundamental en la tradición culinaria local.

Continuando por el sendero, se entra en el bosque de Falanga. Aquí, la realidad se une a la fantasía: el denso y majestuoso bosque de castaños esconde un pueblo de piedra cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, cuando los habitantes de este lado de la isla empezaron a cavar refugios temporales, bodegas, en los gigantescos peñascos de toba verde de Epomeo para permanecer cerca de los campos cultivados, pero también para escapar de las incursiones de los corsarios.

Además de los espacios interiores, aquí la piedra también ha sido hábilmente grabada en el exterior. De hecho, el pueblo se caracteriza por la presencia de otros artefactos como tinajas de vino (los “palmenti”) y sistemas de canalización y recogida del agua de lluvia, todos ellos completamente tallados en los cantos rodados de toba diseminados por esta meseta.

Luego nos encontramos con otra obra de ingeniería: los pozos de nievegrandes agujeros circulares con paredes de piedra seca (la “parracina”), utilizados para almacenar y guardar hielo para el verano y las zonas costeras.

Saliendo del bosque, como por arte de magia aparecen un pueblecito y una iglesia: estamos en Santa Maria al Montela parte alta de Forio, punto de partida de la carretera de montaña que, a través de un largo pero cómodo descenso, cierra este intenso viaje entre historia y naturaleza.