Para respirar el aire más auténtico de Ischia y dar un paso atrás en el tiempo, hay que ir al característico pueblo de Ischia Ponte. En el pintoresco centro de marineros y pescadores, que data del siglo XIII, se puede disfrutar de relajantes paseos entre fascinantes vistas y edificios de gran valor arquitectónico, lejos del caos gracias al amplio cierre de carreteras.
En esta zona hay una gran concentración de restaurantes y actividades que recuerdan la identidad de Ischia, con productos típicos de la zona acompañados del vino local producido en la campiña cercana. Podrá presenciar escenas típicas de Ischia, como la llegada de las paranze (barcas de pesca) al amanecer a Piazzale Aragonese cargadas con la pesca del día. Ese pescado fresco se encontrará en las mesas de todos los restaurantes de la ciudad y en las cocinas de los isleños.
Una visita a Ischia Ponte, a los pies del imponente Castillo Aragonés, será una experiencia envolvente, que incluirá degustaciones locales, unas horas de compras y paseos panorámicos por la bahía de Cartaromana, el lugar de baño más popular de la isla, en cuyas profundidades se encuentra el yacimiento arqueológico de Aenaria, de época romana.
En este marco único, en el que también se pueden contemplar la Torre de Miguel Ángel y la pequeña iglesia de Santa Ana, patrona de las parturientas, tiene lugar la fiesta más importante del verano ischiano: la fiesta del mar en las rocas de Sant’Anna, un desfile de embarcaciones alegóricas o simples reproducciones en balsas de destellos de la antigua vida ischiana y de la sorprendente arquitectura local. Una tradición fascinante que revive las hazañas de fe y devoción popular de la antigüedad, cuando se procesionaba por mar con boinas adornadas con hojas de parra para invocar la protección del Santo.